Las fiestas patrias que estamos celebrando en Centro América sugieren la conquista de nuestra libertad política, económica y social. Pero aunque el 15 de septiembre de 1821 se proclamó la Independencia, nuestro país sigue enfrentando grandes necesidades en todos esos y otros campos. Hoy, a pesar de nuestra independencia de España, somos una nación subdesarrollada que se ha complicado por el descuido de los principios y valores que harían de nosotros una sociedad más equilibrada y verdaderamente libre.
Hay una verdadera crisis en nuestro país. El debido sentido patriota, sin embargo, nos impulsa antes que a seguir lamentándonos a ser creativos en responder activamente a preguntas tales como “¿Qué haremos?”, “¿Cuándo y dónde, usted y yo asumiremos nuestra parte en la mejoría de todo esto?”
Los hondureños podemos esforzarnos con deber patriótico por hacer de nuestro país una nación diferente. Probablemente usted se preguntará, “¿Como podría ayudar a mi nación, si yo mismo no puedo sobreponerme a mis necesidades personales?” En efecto, ¿cómo podemos hablar de libertad… si usted y yo tantas veces la hemos restringido como consecuencia de nuestras decisiones egoístas y malsanas? Para hablar de verdadera libertad en nuestra nación, ¿qué tal si comenzamos por ser libres nosotros mismos de lo que esclaviza nuestra alma? Lo cierto es que esa libertad solamente la otorga Aquel a quien la humanidad ha ofendido. Aunque Dios es el ofendido, Él mismo es el de la iniciativa de dar perdón y libertad. La Biblia nos enseña que hace unos 2000 años Dios intervino en la historia. Jesucristo es Dios mismo hecho hombre, quien nació, murió en la cruz, y resucitó de entre los muertos con el propósito de proveer el medio de perdón, redención y libertad a todo el que creyere en Él. Sí, Jesucristo hoy le ofrece a usted perdonar todos sus pecados así como ha perdonado los míos. Jesucristo dijo en Juan 6:47: «De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.»
Honduras todavía está urgida porque sus ciudadanos sean completamente libres. Esa acta de independencia ya fue firmada por Cristo en la cruz, y toda nuestra deuda fue saldada (Colosenses 2:13-14). Cada ciudadano verdaderamente libre por la sangre de Cristo proclama con su testimonio esa verdadera independencia. Si usted confío hoy sólo en Jesucristo para su perdón y redención, no solamente ha recibido por gracia la salvación eterna, sino también la capacidad en el Espíritu Santo para ser un agente de cambio y transformación en nuestro país: Honduras necesita a un ciudadano como usted para que proclame verdadera libertad.
«Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:32)
«Sí el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.» (Juan 8:36)
Usted puede contribuir a la verdadera libertad de Honduras. Si usted desea recibir a Jesucristo como su salvador y libertador le invito a que haga con la sinceridad más profunda de su corazón una oración como esta:
Señor Jesucristo: Reconozco que soy pecador, y que ninguna obra mía puede ayudar a salvarme, pero ahora creo que cuando moriste en la cruz hiciste el pago completo de todos mis pecados. Gracias por amarme y perdonarme. Hoy deposito mi confianza en Ti, recibiéndote como mi Salvador. Ahora estoy seguro que iré al Cielo contigo. Gracias por darme desde ya la vida eterna. ¡Amén!
Si usted ha recibido a Jesucristo, ¿me permite recordar esto?: Una persona verdaderamente libre como usted puede contribuir enormemente para que su país sea una nación verdaderamente libre. ¡Hable a otros de esa libertad para que juntos sean agentes de cambio!