Antes de la Iluminación del Siglo XVIII, «las cosas eran como eran». Tal realismo dominado por filosofias platónicas y aristotélicas explicaban mágicamente al mundo en forma religiosa con énfasis en lo metafísico y lo sobrenatural. En esta larga época, la ciencia (¿Ciencia?) era una gran ayuda a la teología. No era su enemiga ni mucho menos su competencia. Me parece que fue la época, en realidad, donde la teología tuvo más coerciones exitosas para subyugar a la ciencia. El mago o el sacerdote eran los que definían «exactamente» como eran las cosas, según ellos las miraban: Esto es así, porque parece ser lo que es. En esto no había diferencia entre lo percibido y lo que pudo haber sido real.
Fue entonces cuando vino la rebelión científica (dije rebelión, no revolución). Con ello, el universo dejó de girar alrededor de lo sobrenatural… y comenzó a girar alrededor de un eje mecánico… el que produjo la industria, la fuerza, la mente humana, y la naturaleza misma. Y entonces la ciencia reclamó su puesto para explicar que el mundo era una gran máquina controlada por las leyes de la naturaleza, las cuales habría que descubrir y manejar para el provecho del hombre. Asi el altivo, orgulloso y prepotente ser humano se metió al rollo de que esto es así porque «la razón me da la razón».
En Honduras, y en otros países latinoamericanos, nos «sentimos» alcanzados por el postmodernismo. Pero también «vemos» que el premodernismo aun domina tanto del quehacer nacional. Es más, la pregunta sigue generando puntos de vista: ¿y es que alguna vez llegó realmente la modernidad a nuestros pueblos?
Aun quedan actitudes con las cuales imponer un parecer al ser, buscando una existencia obligada donde «en el pais de los ciegos el tuerto es el rey»… Aun hay retraso (que necesita re-trazo) en el gobierno civil, en la iglesia, en la familia, en la empresa privada… A pesar de ufanes racionalistas, aun hay empirismo… la razón, el método científico, el positivismo, la evolución/revolución… todo parece haber andado a medias… ¿vamos a salir de esto y entrar a lo otro?… me pierdo en la pregunta, y me quedo con un suspiro… ¡Gracias a Dios por la Internet! El que tenga ojos para ver, que vea prudentemente lo que conviene.
lo que pinta no siempre es real,
no siempre es razonable,
pero eso tampoco hace que necesariamente sea sensible…