Después de la noticia de introducir en el Congreso Nacional una iniciativa de ley, de parte de la diputada Doris Guitiérrez, para censurar las letras negativas del reggaetón, LA PRENSA buscó las reacciones de parte de diversos artistas en sus diferentes estilos para darlas a conocer al público.
Así comienza el artículo citado en La Prensa de Honduras, que para este vi
ernes 12 ha anunciado un chat en vivo con la protagonista de esta iniciativa.
Personalmente me llama la atención las declaraciones del pastor de jóvenes Dorian Banegas de la Primera Iglesia Evangélica y Reformada y las de Alex Martell, integrante del grupo hondureño de «reggaeton cristiano» Raza for Christ, por ser estos miembros de la comunidad evangélica. Estoy muy de acuerdo con Dorian en sus afirmaciones, y cito particularmente cuando dice que «Tampoco creo que mediante una ley, el corazón de las personas puede cambiar.» Por su lado, Alex afirma que el reggaeton «nos ha ayudado a llevar el mensaje de Dios a través de este ritmo contagioso», un tipo de declaración que opino debemos ser muy cuidadosos en expresarla, pues aunque se ha dicho mucho que la música es neutral pero que la letra no lo es, difiero en esto, pues pienso personalmente que igualmente la música NUNCA es neutral. Debemos tener cuidado en como manejamos los «ritmos contagiosos». Cuidado, para mí, significa «orden» antes que «prohibición». En este sentido, estaría de acuerdo con Raza for Christ de que no se prohíba pero debemos esperar que los grupos cristianos si cuiden el «orden». Recordemos, además, que en el proceso de enseñanza-aprendizaje con nuestros jóvenes, ¡nunca debemos prohibir sin dar alternativas! Bueno, sin ir a más, toda ley de alguna manera señala la imperfección de los infractores. La ley busca poner orden, pero no soluciona total ni mucho menos final el problema interno del infractor (Ver carta del Apóstol Pablo a los Romanos, capítulo 3).
…ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Dentro de pronto comenzará el chat y yo quiero adelantarme a opinar: Ya quisiéramos censurar tantas cosas, pero pienso que la nuestra es más bien una labor profética: denunciar las obras infructuosas y nosotros mismos esforzarnos en la gracia de Dios para no dejarnos influenciar por ellas. Pero humildemente debemos reconocer que por nosotros mismos no podemos forzar el cambio en el estilo de vida y conducta de nadie. Sólo el Espíritu Santo, con la Influencia de La Palabra de Dios, cambia vidas (Juan 17:17). Como gracia y por virtud de Dios mismo, si podemos ser un ejemplo para los demás. Ese es mi punto.
Vivimos en un tecnológico y «nuevísimo» mundo, el postmoderno, que mediante los medios (como internet mismo) nos ha llevado a toda la comunidad global a un acercamiento sin precedentes. Si nuestros jóvenes en Honduras dejan de escuchar reggaeton por la radio, si dejan de ver los vídeos por la televisión, seguirán asistiendo a los conciertos a través de la Internet. ¿Se podrá controlar realmente eso? Ninguna ley cambiará el corazón de los seres humanos. ¿Qué nos queda? Proveerles a nuestros jóvenes una educación con responsabilidad para que desarrollen un criterio bíblicamente pertinente para su propia vida. Y proveer esto no sólo a nuestros jóvenes, sino de continuo también para nosotros mismos.
A la diputada Doris Gutiérrez le agradezco su iniciativa. Pero creo que una ley así no cumplirá su propósito. Pido más bien su respaldo para censurar las pretendidas cartillas de educación sexual que el ministerio de Educación ha intentado introducir (las cuales la comunidad cristiana ha rechazado por ciertos contenidos que a nuestro juicio promueven la inmoralidad). Además le pido que levante nuevamente la voz para que se publique en La Gaceta la engavetada ley de lectura de La Biblia en las escuelas y seamos así un instrumento para la buena educación de nuestros hijos e hijas.