1ª Condición: Permanecer continuamente en Las Escrituras.
“Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él:Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos;y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”Juan 8:31,32
La primera clara condición de un discípulo indiscutible es su constancia hasta el final en La Palabra de su maestro. El discípulo guarda esa palabra para practicarla (St 1:22). El verdadero discipulado se caracteriza por la estabilidad. “Ninguno que poniendo sus manos en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” (Lc 9:62). La obediencia ocasional a Las Escrituras no sirve para el discipulado. Cristo desea que los que le siguen lo hagan obedeciendo en forma constante y continuada. Es fácil empezar bien y lanzarse adelante en un deslumbramiento de gloria. Pero la prueba de la realidad del discipulado es la resistencia hasta el fin, sosteniendo y defendiendo las enseñanzas de Su Maestro. Seguro que sabemos de que se trata el asunto cuando reconocemos que hay cristianos que sólo leen la Biblia –si acaso- de vez en cuando. Recuerdo lo que escuchábamos desde niños con respecto a los camellos que cruzan el desierto. Toman agua antes de salir y pueden sobrevivir muchas semanas sin necesidad de volver a tomar. ¡Quién fuera “camello espiritual”!No puede haber verdadero discipulado sin una creciente fe en el Dios vivo. Como la fe es por el oír y el oír es por la Palabra de Dios, el deseo íntimo del discípulo es saturarse de las Escrituras; leerlas, estudiarlas, memorizarlas, meditar en ellas día y noche. Son su mapa y brújula, su guía y consuelo, su luz y su verdad. La fe genuina siempre descansa en algún mandamiento de Dios, en alguna promesa Suya, en alguna porción de Su Palabra. Esto es importante. El creyente primero lee o escucha alguna de las promesas de Dios. El Espíritu Santo toma aquella promesa y la aplica al corazón y conciencia en una forma muy personal. El creyente queda consciente de que Dios le ha hablado directamente. Con certeza en la confiabilidad del que lo ha prometido, considera la promesa tan segura como si ya estuviera cumplida. La fe hace entrar a Dios al escenario. Por eso en la vida de fe siempre hay lugar para progresar.Todo discípulo que decide andar por fe puede estar seguro que su fe será probada. Se sentirá tentado en recurrir a sus semejantes en busca de auxilio antes que a Dios. Pero si está confiando en realidad en Dios y Su Palabra, esperará sólo en Él. Por eso decimos que la actitud normal de un verdadero discípulo es desear un crecimiento en su fe (Lc 17:5). La fe que nos capacita para caminar con Dios, también nos capacita para adjudicar el valor que le corresponde a la opinión de los hombres.Y tú, amigo o amiga que nos lees, ¿hay algún texto de la Biblia que en la última semana te haya ayudado a crecer en tu fe en el Dios vivo?
Ha sido de mucha edificación. Mi texto ha sido «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» Mr 12:30