O murmuras, ¡o das gracias!

Gracias
Dios mío,
yo siempre te daré gracias
por todo lo que has hecho;
en ti pondré mi confianza
porque tú eres bueno.
¡Pongo por testigo
al pueblo que te ama!
Salmos 52.9 TLA

Mi abuela decía: «Siempre pidan las cosas ‘por favor’… cuando reciban el favor, siempre digan ‘gracias’.» Mi madre, por su lado, nos hacía poner atención: «la persona agradecida siempre estará contenta». Bueno, es mi turno… «O murmuras, o das gracias, pero no puedes hacer las dos cosas al mismo tiempo.» Mis hijos me han escuchado decirlo muchas veces. En tiempos de «vacas flacas» han aprendido a no reclamar, y aún en tiempos de vacas de cualquier peso, están aprendiendo esa melodía que tanto me encanta: «Gracias Pa.»

Doy tantas gracias a Dios por rodearme de una familia con quien aprender a ser y estar agradecidos. Este año el mayor (15) de mis hijos da gracias por su incorporación al grupo musical de nuestra iglesia. El segundo (12) por su graduación de la Escuela Primaria; el menor (10), porque a partir de este sus cumpleaños serán de dos dígitos. Mi esposa y yo agradecemos mi incorporación a la Sociedad Bíblica de Honduras. Para celebrar, hoy cenaremos pavo. En familia y con amigos continuaremos sacando la lista de acciones de gracias. Estoy esperando el momento para decir: «¡Gracias por todo, Señor. Gloria solamente a Ti!»

Te animo a dar gracias. En medio de tantos problemas y necesidades, tanto personales y familiares como alrededor nuestro, al dejar de murmurar y en su lugar agradecer, Dios comienza a actuar. Es sencillo: El es bueno. Somos nosotros quienes necesitamos aprender a confiar en El. Pongámonos unos a otros como testigos de su bondad, y a la vez de nuestra propia gratitud. ¿Cómo? Recibes, agradeces, compartes

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