En ocasión de nuestro 17mo. Aniversario, «Bodas de Alhelí»…
Nosotros, Miguel Antonio y Ester Janet…
• ACEPTAMOS la responsabilidad que tenemos ante Dios de entregarnos a mejorar nuestra relación matrimonial en toda su dimensión.
• RECONOCEMOS la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el poder del Espíritu Santo como nuestra ayuda vital para fortalecer nuestro compromiso mutuo en las áreas matrimoniales de comunicación, buena relación, finanzas, autoridad, educación, perdón, e intimidad.
• FIRMAMOS esta renovación de compromiso como una sincera expresión del amor que nos guardamos el uno hacia el otro.
Una mujer exquisita
(Este poema se le atribuye a Gabriel García Márquez, pero realmente no encontré confirmación de su origen.)
Una mujer exquisita
no es aquella que más hombres tiene a sus pies,
sino aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca,
ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo,
es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa
te da un buen consejo para alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos,
ni más cargos académicos,
es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.
Una mujer exquisita no es la más ardiente
sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.
Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia,
es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un hombre, un hombre exquisito es aquel que valora a una mujer así.
Que se siente orgulloso de tenerla como compañera.
Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y atender tripones,
hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes.
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque!
¡Tonto y mil veces tonto el hombre que come en la calle, teniendo un exquisito manjar en su casa!